A mi querida Thisbe

La vida, ese espacio de tiempo situado entre el nacimiento y la muerte. Tiempo del que somos dueños y a la vez esclavos. Tiempo que va de la mano con el Destino, tiempo que no dudará en golpearte una y otra vez. Es inevitable, no puedes controlarlo.
Pero justo cuando hayas tocado el punto más bajo y caído a lo más profundo comprenderás que por primera vez, sí hay algo que está en tu mano; levantarte.
Veo en tus ojos a una mujer fuerte que se cree débil. No puedo consentir este hecho, no puedo quedarme de brazos cruzados sabiendo el desprecio que te inspira tu propio reflejo.
Por eso, hija mía, como última voluntad, quiero abrirte los ojos para que al fin veas de lo que estás hecha. 
Eres fuerte como nunca nadie lo fue, capaz de luchar como nunca nadie luchó, una mujer que defiende y aprecia la vida por encima de cualquier otra cosa como lamentablemente, nunca nadie lo hizó. Una mujer luchadora, no espero de ti que te mantengas brillante e intacta sino que te mantengas de pie sea cual sea el número de cicatrices que la vida te haya propiciado.Eres una mujer soñadora, con la determinación suficiente para perseguir tus ilusiones, para desarrollar tus proyectos y defender tus ideas con las manos al frente, limpias. Una mujer que hace uso de la razón y no de la fuerza. Una mujer justa. Una mujer del mañana, aquella época con la que durante muchas noches he soñado y otras muchas me ha mantenido en vela. Una persona que jamás pondría nada por encima de la felicidad de aquellos que ama; los mismos que caminarán a tu lado hayas ganado o perdido, dispuestos a amarte y a acompañarte sin importar de dónde vengas ni adonde te dirijas. 
Pensarás que estoy exagerando, que no puedes vencer de esa manera a la vida. Mas no se trata de vencerla hija mía, se trata de vivirla. Tú eres fuerte, mi amor, tú estás hecha para vivirla. Sé que has sido, eres y serás capaz de levantarte, sea cual sea la altura de la caída. Tú, hija mía, crecerás, aprenderás, enseñarás, disfrutarás, sufrirás, amarás y a veces sin quererlo, odiarás, lucharás, te caerás, te levantarás, volverás a intentarlo y ¿sabes qué pasará después? que lo lograras, cariño mío.
Porque creo firmemente en que ,después de todo, para una mujer como tú no hay murallas demasiado altas, pozos demasiado profundos, océanos demasiado extensos ni motivos demasiado poderosos como para detenerte de lograr todo aquello que te propongas.
Deseo pedirte un último favor; la próxima vez que te mires al espejo quiero que sepas encontrar en tus ojos la fortaleza que vi en ti desde el día que naciste y comprendas de lo que realmente eres capaz.
Recuerda esto por siempre mi queridísima Bel Thisbe:

You were made for greatness

De tu padre, que te ama más que a nadie en todos los universos habidos y por haber.
Lord Carlo Thisbe.