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sábado, 7 de enero de 2012

La historia de Blur (3 parte)

Ya había una semana desde que el "bebé" había nacido y sólo algunos días desde que lo teníamos en casa. Milton se empeñaba en sacarle a pasar pero yo desde luego que no iba a sacar a esa cosa en público.
Al ser vampiros, todo el mundo nos veía hermosos, ambos éramos pelirrojos y ocultábamos nuestros ojos rojizos bajo lentillas marrones, Milton tenía un cuerpo perfectamente esculpido capaz de volver loco a cualquier chica. Y pensar que de todas las chicas él se había fijado en mi...
Al principio, sólo me quiso por mi sangre, yo iba a ser "su regalo de cumpleaños" ya que él estaba acostumbrado a matar a chicas con alcohol o drogas en la sangre, simples chicas de barrio a las que nadie echaría en falta, chicas con "sangre sucia", pero al oler la mía decidió que ya era hora de "comportarse mal" y cobrarse una buena víctima. Por suerte, gracias al seguimiento que hice sobre los asesinatos relacionados con Milton, la policía empezó a fijarse en él, y tuvo que marcharse de la ciudad. Aterrada ante la idea de perderle, me metí en su maletero y lo acompañé a Las Vegas. Una vez en el parking del hotel salí del coche como quien pretende dar una fiesta sorpresa y su cara tampoco fue para menos. Recuerdo haber mencionado que yo estaba enferma y que iba a morir pronto. Fue uno de esos días en los que estaba encerrada en el hotel, (Milton decidió ocultarme junto a él ya que no tenía donde dejarme) me encontraba bastante mal, no tenía las medicinas a mano y Milton no podía permitirse cargar con otro cadáver así que no se le ocurrió otra cosa que convertirme en vampiro. Con el tiempo nos fuimos conociendo y nos enamoramos, nos casamos en Las Vegas y nos mudamos a un pueblecito (no sabría decir exactamente donde se encuentra) allí conocimos a Blumière cuando tan solo tenía doce años y ahora era un prestigioso doctor. Yo me alegraba bastante por él ya que había sido como mi hijo, de hecho, él fue quien diagnosticó mi embarazo. Yo estaba tan feliz ante la idea de tener un bebé. Milton me trató con mucho cariño y ambos esperamos impacientes a nuestro hijo. Soñaba con tener un bebé hermoso, pelirrojo y los ojos rojizos, pálido como la nieve y una hermosa carita inocente, curiosa y despreocupada y al parecer, la gente del pueblo también se esperaba que de mi nazca un "Adonis". Era por eso que no soportaba tener que sacar a la cosa púrpura (que según Blumière era una niña) al aire libre, además de que a mi me hacía daño el sol, la gente miraba al supuesto bebé con horror, todos se apartaban y cuando Selene (así es como Milton y yo habíamos acordado llamarle) pretendía acercarse a algún niño las madres los alejaban y salían despavoridas. 
En fin...
Estaba tan encerrada en mis pensamientos que no pude oír los sollozos de la habitación de al lado, el cuarto de Selene. Milton acudió a ella y esta le mostró con cierta decepción el muñeco que se le había caído de la cuna. 
Para tener una semana era un bebé muy listo; se reía, podía arrastrarse por el suelo (una especie de gateo) se mantenía sentada ¡e incluso decía mamá! Pero yo no quería saber nada de ella. Milton me dijo que con los meses la piel muerta que tenía se caería, que los ojos inyectados en sangre irían tomando un tono rojizo como el nuestro y que le crecería el pelo.Francamente, yo no sabía qué decir. Sé que me estaba comportando de una forma muy egoísta con Selene y Milton me lo había dicho miles de veces, pero no podía evitarlo...

1 comentario:

  1. Que super esta tu historia! Porfavor sigue publicando mas... me quede con las ganas de leer más :3

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